Apresúrate, no pienses mucho: lo importante es hacer, demuestra que eres rápido. Cualquier cosa vale. Utiliza muchos colores y todos en un mismo tono: o bien claro o bien oscuro, pero que nunca contrasten; que no se sepa qué es fondo y qué no lo es. Pon mucho texto cambiando muchas veces de tipo de letra y de tamaño: siempre letras extrañas y rebuscadas, teniendo mucho cuidado de que nada destaque ni por tamaño ni por contraste ni por posición. Que el espectador tenga que pensar mucho para entenderlo. Que sea todo monótono, complicado y aburrido. Que el mensaje sólo lo entiendan los que ya lo conocen. Asegúrate de que la imagen sea compleja y misteriosa, cuantas más cosas mejor, que no sea fácil de interpretar, que sea graciosa: no hay como reírse cuando uno está delante de un cartel que no se entiende.