Voy a escribir mi vida. Pero quiero hacerlo en detalle: miles de páginas. Luego agruparé esas páginas en gruesos tomos: calculo que me da por lo menos para seis, que irán saliendo poco a poco. El título no puede ser otro que: “Mi interesante vida”, aunque puede que ese título ya esté cogido. Si fuera así me iría a títulos más originales como: “Mi vida entre dos siglos” o incluso “Mi lucha”. Escribiré de forma sistemática (entre cinco y diez folios diarios, como poco) relatando minuciosamente mis recuerdos con el propósito último de que mi vida pasada se diluya en lo cotidiano, diciendo por ejemplo: “La aseada cajera del supermercado me entregó el tique de compra, lo doblé con cuidado por la mitad y otra vez por la mitad, de forma que quedó reducido a un cuarto de su tamaño original, luego cuidadosamente (todavía no quería perderlo) lo pasé de la mano izquierda a la derecha, y ésta lo introdujo con parsimonia en el bolsillo trasero del pantalón de entretiempo (94% Poliamida, 6% Elasthan) con el que venía vestido desde las ocho de la mañana aproximadamente. Durante un instante mantuve en la mente la idea de que el tique estaba deficientemente impreso: la máquina calculadora de la línea 5 del supermercado necesitaba tinta, etc. etc…”. En mi texto seré sincero, puedo decir por ejemplo que lloré una vez o que maté un murciélago. Sé que esta sinceridad gusta mucho a algunas personas. Tampoco está de más reconocer alguna borrachera entre amigos o incluso algún fracaso amoroso. Que se vea que, a pesar de mi aspecto masculino y rudo, soy un hombre tierno con un corazoncito y un fondo sensible. Sé que conocer mi interesante vida puede dar consuelo y ayudar a mucha gente sola, al ver que una vida tan vulgar y aburrida como la suya (que no interesa a nadie) puede dar para seis gruesos tomos llenos de detalles, traducidos a varios idiomas y publicados en una editorial importante.