SOÑAR

Quiero ser Plensa. Y que mis esculturas y dibujos se expongan, como lo más normal del mundo, en Japón y Rusia. Y que me admiren y se sientan agradecidos por mi obra en un pueblo minero de Inglaterra. Y poder enviar a Nueva York, sin coste alguno, unas cajas grandes con piedras blancas. Y que se instale mi buda pensante y luminoso (que cambia de color) en lo alto de una columna en una calle de Barcelona. Y que, en varios continentes e islas, los novios puedan hacerse fotos casi dentro de mi gran figura humana de letras mayúsculas soldadas y pintadas de blanco. Y que realicen en Chicago esa idea que soñé una vez: una fuente pública con las caras de la gente normal de la ciudad y un chorrito de agua que sale de sus bocas. Porque yo tampoco me pongo a trabajar una obra si no la he soñado antes.