PIEDRA SÓLIDA

Rufino está en Buenos Aires camino de la Patagonia y ha pasado una tarde visitando el Parque de la Memoria; desde allí nos han llegado algunas fotos. El punto esencial de ese parque es el muro, enfilado hacia el Río de la Plata, en el que aparecen los nombres de las 8717 personas (de las que se tiene constancia hasta la fecha) que fueron muertas directamente o desaparecidas primero y muertas después, bajo la responsabilidad de varios gobiernos argentinos. El muro está revestido con 30000 placas alargadas de pórfido patagónico de las cuales 8717 (colocadas al alcance de la mano para que sin esfuerzo puedan ser tocadas aun por la persona más bajita) contienen los nombres y la edad a la que fue asesinada cada una de estas personas. Rufino admira el ejemplar esfuerzo de reconocimiento que se ha hecho hacia las víctimas de esta masacre, pero como conocedor de las características y resistencia de esas y otras piedras le sorprende la fragilidad evidente de las placas (muy delgadas, sobre hueco y sujeta cada una de ellas simplemente con dos tornillos) que cualquier cabezahueca podría destruir en diez minutos si se lo propusiera. De cara a la durabilidad (si es lo que se desea) de un memorándum como éste, mírese a los abundantes restos romanos: el bronce dio buen resultado y también la piedra sólida.